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Preguntas Frecuentes

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La incontinencia urinaria es la pérdida del control de la vejiga, lo que provoca pérdidas involuntarias de orina de distinta importancia según los distintos casos. Se trata de una patología que afecta muy frecuentemente a la mujer y de forma mucho más rara al varón.

De hecho, en los varones la incontinencia se presenta prácticamente de forma exclusiva después de cirugías. En concreto puede ocurrir tras cirugías digestivas bajas (menos frecuentemente) o tras cirugías urológicas en operaciones prostáticas, por cáncer de próstata (se da en un 3% de los casos aproximadamente) y con mucha menor frecuencia tras operaciones por hiperplasia benigna de próstata.

En el caso de la mujer, por el contrario, la incontinencia suele ocurrir, casi siempre, de forma espontánea, sin ninguna maniobra quirúrgica previa, aunque también en este caso una cirugía ginecológica puede ser la causa, si bien es raro.

En el sexo femenino la pérdida de la posición correcta de la vejiga por debilitamiento de la musculatura pelviana debido a la edad o por partos múltiples o complicados, es el factor que causa la incontinencia la mayoría de las veces.

Se trata de la llamada incontinencia de estrés o de esfuerzo, que hace que la paciente pierda orina con la tos, la risa, el ejercicio o en los casos más avanzados de forma espontánea, sin prácticamente ningún movimiento forzado.

Tratamiento de la incontinencia urinaria.

En hombres en el caso de que la incontinencia sea un efecto secundario de una cirugía hay que dar tiempo a que se produzca una solución espontánea del problema, lo que ocurre en una gran proporción hasta dos años después de la intervención. Esta recuperación se puede acelerar recurriendo a ejercicios de estímulo del suelo pelviano.

Si esto no ocurre así, la solución debe ser siempre quirúrgica, recurriendo a esfínteres artificiales en los casos más exagerados o a la colocación de mallas en los casos más leves.

Lo importante, en cualquier caso, es que la incontinencia tiene solución, y es importante que el paciente “no esconda la cabeza debajo del ala” para tratar de ocultar ante sí y ante los demás este importante y desagradable problema.

En el caso de la incontinencia femenina, es de la máxima importancia llevar a cabo un estudio urológico concienzudo para descartar, mediante un estudio urodinámico, la existencia de una vejiga inestable, que con la cirugía solo empeoraría, habiendo hecho pasar por quirófano a una paciente que hubiera respondido bien a un simple tratamiento con pastillas orales.

Para el tratamiento quirúrgico de esta incontinencia femenina de esfuerzo se utiliza una técnica mucho más sencilla que en el varón, pues con la colocación por vía vaginal de una pequeña malla utilizando anestesia epidural, el problema suele estar solucionado, tras un ingreso de apenas 24 horas, y todo ello con incisiones prácticamente imperceptibles.

Cómo prevenir la incontinencia urinaria.

La prevención no es fácil, pero en el caso de las mujeres el ejercicio puede ayudar mucho a retrasar o incluso a impedir la presentación de este problema. Para ello aconsejamos caminar mejor que correr.

También puede ayudar mucho cortar el chorro miccional al menos una vez durante la micción. Asimismo, en casos ya establecidos de incontinencia leve, ejercitar con gimnasia activa o pasiva el suelo pelviano es de gran ayuda.

La litiasis renal es una patología que afecta al 4% de la población española, por lo que la podemos calificar de bastante frecuente. Las causas no están claras, salvo excepciones en las que causa son patologías muy determinadas como el hiperparatiroidismo o una infección (litiasis infecciosa).

No obstante, la mayoría de las litiasis responsables del temido cólico nefrítico (que provoca dolores peores que los de un parto, según refieren muchas pacientes femeninas) se producen por la unión en diminutos cristales de las sales que están en solución en la orina cuando el paciente, sobre todo en verano, bebe menos de lo debido. Estos cristales se unen con otros y acaban formando un núcleo que irá engordando, por aposición de más cristales, hasta que por la fuerza de la gravedad, cae al uréter y ocurre el cólico.

Síntomas de la litiasis.

Además de la aparición del cólico de mayor o menor intensidad, otro de los síntomas es la aparición casi sistemática de sangre en la orina, a veces solo visible en la analítica. En la mayoría de las ocasiones se trata de sangre roja que tinta la orina otorgándole un color similar al de un refresco de cola.

Otras veces la litiasis puede cursar con fiebre alta e infección, que a su vez de la orina puede pasar a la sangre causando una septicemia que puede ser muy grave.

Tratamiento de la litiasis.

El tratamiento hoy en día es rápido y muy cómodo para el paciente, ya que las piedras situadas en el uréter alto y el riñón se rompen generalmente muy bien con litotricia extracorpórea, procedimiento basado en la administración de disparos de ondas de choque que disuelven la piedra en minúsculas arenillas, que el paciente orinará después sin apenas dolor y fácilmente en la mayoría de las ocasiones. La intervención se realiza bajo una suave sedación.

Por su parte, las piedras del uréter bajo se resuelven muy bien con ureteroscopia. Con sedación o sedación más anestesia epidural se introduce el ureteroscopio en el uréter y, una vez que la piedra es visible, se dispara con láser sobre ella para triturarla.

Al día siguiente, en ambos casos, el paciente puede realizar su actividad normal en la mayoría de las ocasiones.

El pronóstico de esta enfermedad es bueno, pero la recidiva de las piedras es frecuente, por lo que es importante, si se ha tenido una piedra de riñón o uréter, pasarse por la consulta del urólogo cada dos años como mínimo para detectar nuevas piedras en formación, ya que cuanto más pequeña sea la piedra, más fácil es de romper o de extraer.

Diagnóstico de la litiasis.

El diagnóstico suele ser muy sencillo a través de una radiografía de abdomen, una ecografía renal o ambas, sin ser generalmente necesarios métodos más complejos.

Cómo prevenir la litiasis.

La mejor prevención para la litiasis es beber cualquier clase de líquido, siempre que no tengan alcohol, en una cantidad de tres litros en verano y dos litros en invierno al día. Las dietas en general no son nada útiles para la prevención de la litiasis.

Ureteroscopia. Utiliza un pequeño aparato de visualización con luz para examinar los uréteres. Los uréteres son los conductos que conectan los riñones a la vejiga. Este procedimiento puede ayudar a diagnosticar y tratar problemas en las vías urinarias, como por ejemplo cálculos renales.

Un Uteroscopio es un instrumento delgado en forma de tubo con una luz y una lente para observar. También puede tener una herramienta para extraer tejido y analizarlo al microscopio en busca de signos de enfermedad. Se pasa el uteroscopio a través de la uretra hasta la vejiga, el uréter y la pelvis renal (la parte del riñón que recoje, retiene y drena la orina).

Mediante este procedimiento se pretende la eliminación total o parcial de los cálculos del riñón afectado, así como la desaparición de los síntomas y la prevención de las posibles complicaciones producidas por los cálculos. Consiste en la extracción de cálculos renales mediante un nefroscopio (instrumento de cirugía delgado) que es introducido al riñón a través de un pequeño orificio en la piel de la región lumbar (espalda baja).

Para la total eliminación del cálculo, en algunos pacientes se complementara este procedimiento con sesiones posteriores de Litotripsia extracorpórea (destrucción de cálculos mediante ondas de choque a través de la piel).

La resección transuretral de la próstata es una cirugía usada para tratar problemas urinarios debido a una próstata agrandada.

Se inserta un instrumento combinado que es visual y quirúrgico (resectoscopio) a través de la punta del pene y hacia el conducto que transporta la orina desde la vejiga (uretra). La próstata rodea la uretra. Usando el resectoscopio, el médico recorta el exceso de tejido prostático que bloquea el flujo de orina.

En general, la resección transuretral de la próstata se considera como una opción para hombres con problemas urinarios de moderados a graves que no responden a la medicación. Tradicionalmente, se considera que la resección transuretral de la próstata es el tratamiento más eficaz para el agrandamiento de la próstata.

Sin embargo, gracias a técnicas e instrumentos quirúrgicos mejorados, muchos otros procedimientos mínimamente invasivos se vuelven cada vez más eficaces. Por lo general, estos procedimientos mínimamente invasivos provocan menos complicaciones y tienen un período de recuperación más veloz que la resección transuretral de la próstata. El riesgo de sangrado es, generalmente, mayor en la resección transuretral de la próstata, por lo que podría no ser la mejor opción para hombres que toman medicamentos anticoagulantes.

Por qué se realiza

La resección transuretral de la próstata ayuda a reducir los síntomas urinarios que provoca la hiperplasia prostática benigna, entre ellos:

  • Necesidad frecuente y urgente de orinar
  • Dificultad para comenzar a orinar
  • Orina lenta (prolongada)
  • Orinar con más frecuencia durante la noche
  • Detenerse y comenzar a orinar nuevamente
  • Sensación de no poder vaciar la vejiga por completo
  • Infecciones urinarias

La resección transuretral de la próstata también puede realizarse para tratar o prevenir complicaciones debido al flujo bloqueado de orina, tales como:

  • Infecciones urinarias recurrentes
  • Lesión en riñones o vejiga
  • Incapacidad para controlar las micciones o incapacidad total para orinar
  • Cálculos en la vejiga
  • Sangre en la orina